lunes, 1 de marzo de 2021

Meditar en la Tierra

Hacía un Enfoque Holístico en la Educación Ambiental 


Luego de la crisis ambiental desarrollada a partir de los efectos de la revolución industrial y el surgimiento del pensamiento antropocentrista, que ve al hombre como centro, superior y dominante frente a la naturaleza (Foladori, 2001) ha comenzado esta búsqueda de establecer un vínculo con la Tierra y de lograr el entendimiento de nuestro quehacer en este planeta. En este camino se han desarrollado gran variedad de teorías y métodos que enfocan su atención en fomentar actitudes, habilidades y valores que nos permitan alcanzar este estado de simbiosis con el planeta. El primer pensamiento ambientalista que se opuso frente al antropocentrismo dominante fue el ecocentrismo. Las primeras acciones en miras a un desarrollo sustentable se han basado principalmente en este pensamiento ecocentrista (Foladori, 2001). En este momento habría que reconocer los logros establecidos por este paradigma, en el sentido que nos han permitido tener un primer contacto con el entendimiento de la complejidad de la problemática ambiental y dar los primeros pasos para solucionarla, pero esta visión radical de cómo debería ser nuestra relación con el ambiente y sobre todo el hecho de que se siga marcando esa división entre humano y naturaleza se ha quedado corta en la obtención de resultados, puesto que si comparamos los objetivos que se plantearon en la conferencia sobre Medio Ambiente Humano en Estocolmo, Suecia en 1972 (, PNUMA 2019) y los resultados obtenidos en el reporte de indicadores (INEGI, 2000) y las propias estadísticas de la ONU, (ODS 2020-2030) todavía queda mucho camino que recorrer en varios aspectos esenciales para cumplir estos objetivos. Entonces ¿qué es lo que está faltando? Tal vez es momento de dar el siguiente paso frente al reto de la sustentabilidad.

Posterior al ecocentrismo y a los pensamientos ambientalistas radicales, como la ecología profunda, que se ubica en el ámbito de la modernidad y del positivismo determinista y constructivista, ya en el siglo XX, emerge un nuevo paradigma reconstructivista de la posmodernidad, llamado “ambientalismo humanista”. Al contrario de la “ecología profunda”, en este pensamiento se permite una visión más amplia de los problemas ambientales, y se enfatiza la visión del desarrollo sustentable y desarrollo humano, que señala la importancia de conocer y respetar la relación humano-naturaleza (Castillo y Zambrano, 2010).

La Educación Ambiental (EA), es una ciencia nueva, que surge en respuesta a esta crisis y al impulso del desarrollo sustentable (Quiva y Vera, 2010) por lo que las bases teóricas y metodológicas que la sustentan aún están en construcción. Ya desde el informe de la doctora Harlen Brundtland, en 1987 (Castillo y Zambrano, 2010)  se señala la importancia de implementar educación ambiental como eje principal para lograr los objetivos planteados  y es por ello que se han desarrollado gran variedad de métodos para alcanzar esa sensibilización, pero la esencia de la EA no ha sido asimilada por los educadores, según se puede observar en algunos estudios realizados por  Moreno y Fernández, (2020); Aznar, Ull, Piñero y Martínez-Águtt (2017);  Prosser, Romo y Rojas (2020) y Bravo (2011), en este último, el autor nos  plantea que los profesores expresan sentirse “inseguros y necesitados de herramientas metodológicas y epistemológicas apropiadas para implementar la EA” a esto viene la pregunta, ¿qué metodología tendría que aplicarse en las escuelas y comunidades para cumplir con la visión de desarrollo sustentable en la EA y pueda ser asimilado por alumnos, maestros y comunidad?  La respuesta está fundada en los orígenes de la educación ambiental. Según lo expresa Quiva y Vera (2010), las experiencias pioneras en EA estuvieron enfocadas en itinerarios y actividades en la naturaleza y desde entonces, han sido este tipo de actividades outdoor y las experiencias estéticas (Andrade, Bozelli, Figueroa y Freire, 2020) las practicas metodológicas que más éxito han tenido en lograr esta sensibilización. Los autores Castillo y Zambrano (2010); Calixto (2012); Sfeir-Younis (2009) y Andrade et al., (2020), concuerdan que la educación ambiental orientada a un desarrollo sostenible debe de basarse en impulsar el desarrollo personal del ser humano, en reforzar ese contacto con su dimensión interior ya que plantean que es imposible desvincular el carácter espiritual en el entendimiento de la naturaleza y la sensibilización de su cuidado, pues esto ejerce un sentido de pertenencia en los individuos que los impulsa a valorizar el entorno y a cuidarlo en consecuencia.  Este enfoque holístico también fue plasmado en la declaración de los años 2005-2014, como la década de la Educación para el Desarrollo Sustentable, emitido por el consejo general de la ONU, en la que se recalca que esta educación debe lograr orientarse hacia un nuevo entendimiento de la realidad (Quiva y Vera, 2010).

La tendencia moderna hacia las teorías poscríticas, las experiencias estéticas y a la práctica de subjetividades (Andrade et al., 2020), así como hacia el ambientalismo humanista (Castillo y Zambrano, 2010) y a las representaciones sociales (Calixto, 2012), nos permite visualizar el enfoque holístico y humanista que este neoambientalismo pretende implementar. En este sentido resalta la metodología aplicada en la investigación realizada por Andrade et al., (2020) en la Selva Amazónica, en la que se documenta la implementación de los denominados senderos interpretativos, en los que se dan paseos al aire libre a profesores y educadores ambientalistas, orientándolos a lo que el autor llama experiencias estéticas con la naturaleza, para que en un segundo momento, la población objeto tuviera un espacio para plasmar su experiencia en una carta, estas fueron analizadas por el grupo de investigación y con ellas se llegó a conclusiones interesantes.  La mayoría de estas cartas apuntaban a la asociación entre naturaleza y espiritualidad, recalcando la afectividad, producida por el contacto con los elementos naturales, construyendo una relación de pertenencia y afecto. Sfeir-Younis (2009) argumenta que “no habrá transformación humana que resuelva los desafíos que confronta la humanidad si no tenemos una experiencia viva de la interdependencia (..) para establecer nuevos sistemas de educación se deben alcanzar niveles más altos de conciencia humana”. También señala la falta de sensibilidad, como la principal responsable del deterioro ambiental. Para hacer posible esta conciencia, esta afectividad y sensibilización, este autor nos propone la experiencia, insertada en el desarrollo del ser en todas sus dimensiones, entre las experiencias resalta, el yoga, la meditación, la contemplación, programas colectivos en el campo, como la reforestación, ya que plantea que ayudarán a crear esta nueva conciencia.

En su análisis de resultados, Andrade et al., (2020) argumentan que si bien su propuesta metodológica de implementación de senderos interpretativos y la medición a través del indicador “cartas de percepción personal”, no es del todo efectiva, precisamente por el carácter subjetivo de cada interpretación, si es una primera aproximación a medir los resultados en la aplicación de una metodología holística que contemple el desarrollo personal de los individuos así como  la vinculación y sensibilización con la naturaleza que es la pieza que falta en el desarrollo de la EA. 

Este nuevo paradigma posmoderno, en el que resalta el ambientalismo humanista y una visión interdisciplinaria y holística en la relación humano–naturaleza en miras a alcanzar una verdadera sustentabilidad, entendida como una forma de conciliar el desarrollo y el equilibrio del ecosistema (Ancona, López  y López, 2015), hace un énfasis en el conocimiento y la exploración de la naturaleza como un eje fundamental en el logro de la sensibilización, lo cual tiene sentido ya que es difícil vincularte con aquello que estas apartado, hace falta relacionar la teoría con el contexto (Quiva y Vera, 2010), pues,  ¿cómo podríamos cuidar lo que no conocemos?. En este sentido habrá también que dejar atrás la visión ecocentrista de ver la naturaleza como algo exterior y superior a nosotros (Foladori, 2001), sino empezar a ser y sentirnos parte de ella, pues para conocer a la naturaleza externa primero hay que conocer la naturaleza interna que hay en nosotros mismos. El saber ser por encima del saber hacer (Sfeir-Younis,2009) (Quiva y Vera, 2010). Para lograr una metodología exitosa en la aplicación de la EA, es imprescindible añadir elementos que resalten estas experiencias estéticas, que nos ayuden a conocernos a nosotros mismos y a la naturaleza que hay dentro y fuera de nosotros, para poder sentirnos en conexión y que el actuar por el bienestar de todos los seres sea algo natural y no forzado en cada individuo. Yo propondría, además de los senderos interpretativos y los talleres de capacitación ambiental la enseñanza de yoga y meditación con un enfoque ambientalista, como vía para reconectar y hacer sentir a los individuos parte de la Tierra y no entes separados. Quizá este primer paso, ayude a lograr esta vinculación que nos impulse a saber hacer y también a saber ser uno con la Tierra, pues la naturaleza no es inferior ni superior a nosotros, la naturaleza lo es todo, incluyendo nosotros mismos y todo lo que nos rodea.




Bibliografía

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Aznar Minguet Pilar; Ull M. Ángeles; Piñero Albert; Martínez-Agutt M. Pilar, (2017). Evaluación de la formación de formadores. Un catalizador en el proceso de cambio curricular hacia la sostenibilidad, Revista Iberoamericana de Educación, vol. 73: 225-252.

Bravo Chávez, William (2011). Estudio de los conocimientos de los profesores sobre Educación Ambiental. Revista de Didáctica Ambiental (9): 50-70.

Calixto Flores, Raúl (2012). Investigación en Educación Ambiental. Revista Mexicana de Investigación Educativa. Vol. 17 (55): 1019-1033.

Castillo Matilde y Zambrano Dommarco José Gregorio (2010). Tendencias Modernas y Posmodernas de la Educación Ambiental. Sapiens. Revista Universitaria de Investigación, Año 11(1): 197-212.

Foladori, Guillermo, (2001). Una tipología del pensamiento ambientalista. Uruguay: Trabajo y Capital: 83-136.

INEGI, 2000. Indicadores de Desarrollo Sustentable

Moreno Olga -Fernández Olga, (2020). Problemas socio ambientales y educación ambiental. El cambio climático desde la perspectiva de los futuros maestros de educación primaria. Pensamiento Educativo. Revista de Investigación Educacional Latinoamericana, 57(2): 1-15.

Objetivos de Desarrollo: de los ODM los ODS

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), (2019). Perspectivas del medio ambiente Mundial GEO 6. Resumen para responsables de formular Políticas.

Prosser Bravo Gabriel; Romo-Medina Iván y Rojas-Andrade Rodrigo (2020). Niveles de participación de niños, niñas y adolescentes en investigaciones de educación ambiental en Hispanoamérica (1999-2019). Pensamiento Educativo. Revista de Investigación Educacional Latinoamericana, 57(2): 1-18

Quiva Dayli y Luis Vera (2010). La educación ambiental como herramienta para promover el desarrollo sostenible. Revista de Estudios Interdisciplinarios en Ciencias Sociales. Vol.12(3):378-394.

Sfeir-Younis Alfredo (Cho Tab Khen Zambuling), (2009). Educación, economía ambiental y espiritualidad, Revista de Estudios Sociales 32: 24-255.




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